Íñigo Pastor, socio de Mazars, visitó el martes las oficinas de Cebek para dirigir una dinámica de grupo con el objetivo de que los miembros del Foro interiorizaran las obligaciones y responsabilidades que tienen como administradores de sus empresas.
Sin afán de disuadir a los emprendedores de continúar con sus proyectos, sino con el objetivo advertirles de la importancia de hacer las cosas bien para evitarse problemas en el futuro, Íñigo incidió en cuatro pautas fundamentales: diligencia, lealtad, honestidad y transparencia. Y siempre evitando sacar partido de la potestad otorgada por la condición de administrador.
Mediante una serie de casos prácticos en la que los asistentes interpretaban distintos roles, se fueron planteando distintas situaciones complicadas que los empresarios podrán encontrarse a lo largo de su trayectoria, con el fin de ser aconsejados sobre cómo lidiar con ellas o, en su caso, evitarlas.
En ese sentido, Íñigo dio mucha importancia a la elaboración y firma de un pacto de socios entre los participantes de una sociedad para definir una serie de pautas de actuación ante determinados problemas, de tal modo que se eviten a posteriori posibles conflictos. Este paso tiende a obviarse especialmente en empresas constituídas entre amigos, que no sospechan que un futuro puedan llegar a necesitar un documento legal para resolver sus disputas de forma limpia.
Otro de los puntos a destacar por el ponente fue la necesidad de respetar el calendario mercantil con el fin de evitarse futuribles aprietos, al tratar con bancos o proveedores, por no haber hecho las cosas bien. Los pasos a recordar son: formulación de cuentas, legalización de libros de contabilidad, convocatoria de la Junta General y depósito de los libros en el Registro Mercantil.
Como apunte final de la enriquecedora sesión, rescatamos algunas ideas básicas que Íñigo Pastor apuntó de cara a ser interiorizadas por todo administrador de una empresa:
– El objeto social es el mandato de la empresa. Toda la actividad realizada que no sea abarcada por el objeto social está sujeta a un riesgo de exigencia de responsabilidades por parte de los accionistas en caso de fracaso.
– Nadie puede exigir responsabilidades por una decisión empresarial equivocada, siempre que haya sido tomada de forma responsable, con el beneplácito de los accionistas y con suficiente información.
– En el Consejo de Administración debe primar el deber de imparcialidad, se debe velar por el interés de cada uno de los accionistas.