El pasado 11 de septiembre Julián Trullén visitó las oficinas de Cebek para ofrecer una ponencia en la que trataba de destacar “El talento emocional del emprendedor”.
Tras la presetación del estudio Supervivencia de proyectos emprendedores y formación para el empleo: experiencias y casos de éxito, en el que se incidió sobre la metodología del mismo y la validez e importancia de las conclusiones extraídas, Julián pasó a comunicarse de forma cercana y directa con los asistentes. Su discurso trataba de poner el acento sobre la importancia de controlar las emociones a la hora de emprender… “Nuestra actitud depende de cómo manejemos una situación e interactuemos con nuestras emociones”, decía Julián, y como no está bien visto que el herrero use cuchara de palo, transmitió en todo momento una gran serenidad y sensaciones positivas a todos los asistentes.
Aunque bien es cierto, incidió Julián en varias ocasiones, que no se puede pensar siempre en positivo. El optimismo es un arma valiosa, pero un arma de doble filo si permitimos que nos ciegue. “Yo ya me he arruinado una vez por empeñarme en ver que las cosas iban mejor de lo que iban”. Todas las emociones, todas, tienen su utilidad. Mientras que la alegría nos ayuda a comprometernos y la paz a descansar y a valorar lo que tenemos, el estrés nos induce una mayor eficiencia e incluso la tristeza nos es útil invitándonos a la reflexión. No debemos tratar de evitar estas emociones, sino aprovecharlas.
Declaraba Julián, asimismo, que “los hechos no son buenos o malos persé; los hechos son neutros y es nuestra actitud hacia los mismos la que nos condiciona”. Esto no quiere decir que podamos controlar todas nuestras reacciones ante determinados hechos, pero sí ser capaces de optimizar nuestra respuesta en la medida de lo posible.
“Si crees que puedes tienes razón… y si crees que no puedes también”. Henry Ford
Y, sobre todo, algo importante que todo emprendedor debe tener en mente, es que la clave para el talento nos la da la pasión, las horas… ¡y el método! No basta con tener cualidades innatas o trabajar a destajo sin ninguna planificación, son necesarios unos conocimientos sobre la forma más eficiente de ejecutar cada actividad. Y el esfuerzo debe ser siempre una constante en nuestra vida: “el sudor vence al talento cuando éste no se esfuerza”.
Otro aspecto en el que el aspecto emocional influye notablemente es la comunicación. Aunque nuestras palabras sean las mismas, nuestra forma de comunicar varía enormemente en función de cómo seamos capaces de controlar nuestras emociones. Esto lo dejó claro Julián desde el primer momento, con una simulación de cómo hacer una buena introducción (actitud positiva y llena de energía) y una mala presentación (actitud alicaída y falta de ímpetu). La comunicación, al fin y al cabo, depende de la percepción, por lo que debemos poner al menos tanto cuidado en nuestra comunicación corporal como en nuestras palabras. Entre lo que uno ha vivido, lo que cuenta y lo que el receptor interpreta, ¡hay un mundo!
La sesión terminó, como era de esperar, con algunos debates interesantes, destacando el que giraba en torno al título del libro de Julián Trullén. “Ya eres líder”. ¿Somos todos líderes? ¿Qué significa ser un líder? ¿Somos todos capaces de liderarnos, aunque sea, a nosotros mismos?
Invitamos, como siempre, a todos nuestros lectores a que compartan sus reflexiones.