Ayer me tocó saldar una de mis grandes deudas pendientes con el mundo de los blockbusters estadounidenses y, sin ánimo de convertir este artículo en una crítica de cine, no puedo negar que me gustó. Al margen de la fidelidad que, según dicen, presentaba el guión hacia la sucesión de eventos que configuraron la catástrofe, cabe resaltar en Apolo 13 unos diálogos cargados de dramatismo y una paradigmática representación de cómo mantener una situación crítica bajo control, con acertados ejemplos de liderazgo y de trabajo en equipo, en citas de varios de los protagonitas.
En ese sentido, uno de los personajes clave de la película (y del acontecimiento real) es el comandante James A. Lovell, encarnado por Tom Hanks, que tiene el difícil papel de mantener la sangre fría para ejecutar con precisión la sucesión de complicadas tareas que han de mantenerle a él y a sus dos compañeros con vida. También es el encargado de evitar la escalada de posibles conflictos entre los tripulantes y mantener su serenidad y motivación.
1. “Hemos tenido que aprender a volar de nuevo pero ahora nos va un poco mejor”
Nunca es tarde para reciclarse, adaptarse a nuevas circunstancias y aprender. Y nunca el tiempo es demasiado escaso para no dejar espacio al aprendizaje.
2. “Acabo de hacer unos cálculos, necesito que comprobéis que no he cometido ningún error antes de introducir los datos en el ordenador de a bordo”
Sumido en plena crisis interestelar, con la espada de Damocles sobre su cabeza y bajo una presión que le fuerza a actuar con la mayor agilidad posible, Lovell se niega a dar pie a la posibilidad de que un error de cálculo dé al traste con sus opciones de sobrevivir, por lo que cede dos minutos para que los físicos y matemáticos de Houston, así como sus dos tripulantes, repasen las operaciones que él mismo ha realizado y comprueben que están perfectas. Incluso en la más apremiante de las situaciones, es posible mantener la calma y asegurarse de estar haciendo las cosas bien.
3. “Ahora nuestro piloto es Sir Isaac Newton”
Por muy buenos que seamos en lo que hacemos y por mucho empeño que pongamos en lograr nuestros objetivos, siempre habrá circunstancias que no podamos controlar. Es básico y necesario saber discernir cuál es esta incertidumbre y aceptarla, una vez hayamos hecho todo lo humanamente posible para que nos sea favorable.
4. “No nos subamos por las paredes porque de esta forma no vamos a seguir vivos”
Cuando las cosas van mal, muy mal, y los instintos más primarios nos llevan a un estado de histeria y a contribuir al caos generalizado generando discusiones y mal ambiente, es necesaria una persona con suficiente autocontrol para apaciguar los ánimos y recordar a todo el equipo cuál es el objetivo principal y cuál es el motivo por el que todos han de remar en la misma dirección.
Otro personaje a destacar en la película es Thomas Kenneth Mattingly, a quien da vida Gary Sinise, quien debido a un posible contagio de sarampión debe aceptar su retirada de la misión apenas 72 horas antes del despegue. Ya hacia el final, juega un papel de relevancia, al encargarse de diseñar el protocolo de reentrada en la atmósfera con el menor consumo de energía posible, dado que la escasez de ésta era una de las principales dificultades que debían afrontar los tripulantes del transbordador averiado.
5. “Dadme frío y oscuridad. Quiero las mismas condiciones que tienen allí arriba”
Aunque tu misión sea de planificación, es importante ser consciente del mayor número posible de circunstancias negativas que pueden darse al ejecutar el plan. Desechar estas pequeñas eventualidades por considerarlas irrelevantes puede provocar a la postre un rotundo fracaso de la misión.
Pero si hay un personaje que destaca por su capacidad de liderazgo y toma de decisiones en medio de una situación crítica, éste es sin duda Gene Kranz, interpretado magistralmente por Ed Harris. Nos ofrece un paradigma de líder motivador y analítico, que sabe sacar lo mejor de su equipo, manteniéndoles alentados y ofreciéndoles libertad cuando es necesario, y tomando decisiones complicadas con toda la responsabilidad sobre sus espaldas. Nos deja varias perlas a lo largo de la película.
6. “Jamás hemos perdido un hombre en el espacio y no vamos a perderlo bajo mi mando. El fracaso no es una opción”
El pensamiento positivo es fundamental a la hora de abordar cualquier proyecto, y mucho más crítico cuando se trata de una situación de vida o muerte. Mantener la cabeza despejada de ideas negativas y quitarse de encima la siempre acechante sombra del fracaso permite mantener la agilidad mental y frescura necesarias para poder cumplir tus objetivos.
7. “¿Que le dé una estimación de probabilidades de fracaso? No vamos a perderlos”
Ante preguntas absurdas y tendenciosas, no hay que perder ni un ápice de tiempo. Si alguien nos cuestiona nuestros planes, nos pide que estimemos un porcentaje de posibilidad de éxito o fracaso, y especular sobre esas cifras no nos aporta absolutamente nada, sencillamente descartemos la posibilidad de fracaso y centrémonos en que, efectivamente, se cumpla nuestra previsión.
8. “Dejad de decirme lo que está estropeado. Quiero que me digáis qué funciona”
Con el pánico recorriendo cada cerebro del equipo y la capacidad para obrar atenazada en la mayoría de ellos debido a las múltiples noticias negativas que no cesan de llegar, Kranz es capaz de mantener la calma y actuar como dicta la lógica: en lugar de seguir compadeciéndonos de nuestra mala suerte, veamos cuáles son nuestras cartas y podremos así evaluar cuál es nuestra mejor jugada. Esta virtud, por muy sencilla que sea de describir, distingue en muchas ocasiones a personas con éxito de personas que, pese a su inteligencia, no son capaces de trabajar bajo presión.
9. “Tenemos que improvisar una nueva misión”
¿Teníamos una estrategia a la que habíamos destinado horas y horas de planificación y se ha ido todo al traste por un imprevisto? Es hora de ajustarse a las nuevas circunstancias, priorizar nuevos objetivos y trazar el camino más adecuado para alcanzarlos. Y no hay que demorarse mucho; cuanto más tardemos, menos favorable a nuestros intereses será el nuevo panorama.
10. “No me importa para qué fue diseñado; me importa lo que puede hacer”
La innovación no se limita a partir de cero para crear cosas completamente nuevas. En muchas ocasiones, el secreto reside en buscar nuevos usos a las herramientas de la que ya disponemos. Y esto se vuelve especialmente relevante cuando estamos en caída libre, nuestro margen de maniobra es reducido y no hay posibilidad alguna de ampliar nuestro equipamiento. En estos momentos, la capacidad de improvisación y un uso acertado del pensamiento lateral pueden marcar una diferencia notable entre el éxito y el fracaso de una misión.
11. “Debemos encontrar el modo de encajar una pieza cuadrada en un agujero redondo y debemos hacerlo ya”
Sabemos nuestro objetivo y sabemos el camino que debemos recorrer para alcanzarlo. En el camino nos encontraremos muchas piedras en forma de problemas que requerirán una solución. Una definición clara y concisa de los problemas es el primer paso para resolverlos, por muy disparatado que pueda parecer en el momento de transcribirlos al lenguaje común.
12. “Sólo es un motín médico. Los tres siguen con nosotros. Démosles esta pequeña libertad”
Conocer a tu equipo y confiar en él es una parte sustancial de la motivación. Si dependes de ellos para que el proyecto salga como ha de salir, tienes que depositarles tu confianza y hacerles concesiones siempre y cuando te asegures de que siguen el itinerario marcado y estas concesiones no pongan en peligro la consecución de los objetivos.
13. “Te garantizo que no te haré responsable de nada. Si se enciende, se enciende”
Esta frase se la dice Gene Kranz a uno de los directivos encargados de haber construido el transbordador en el que viaja la misión Apolo 13. Cuando sugiere provocar una ignición para cambiar la trayectoria de la nave, en una maniobra para la que ésta no está supuestamente diseñada, el directivo pone objeciones por miedo a que le pidan responsabilidades ante un posible desastre. Kranz, con su fuerte personalidad, no tiene problemas en asumir su rol como líder de la misión y aceptar toda carga de responsabilidad ante cualquier decisión tomada por él mismo.
Houston, tenemos un problema
En cualquiera de los casos, dispongamos o no dispongamos de estos rasgos de personalidad en nuestros catálogos de virtudes, es fundamental saber reconocer un problema en cuanto aparece. Y esto no significa que haya que dejar que cunda el pánico, sino todo lo contrario: saber que cada miembro del equipo debe poner su granito de arena para dar una solución satisfactoria al contratiempo. Y, por supuesto, recordemos que por muy complicada que sea nuestra situación, no estaremos perdidos en mitad del espacio, metidos en un montón de chatarra sin rumbo ni control.