Hace poco más de una semana que tocó a su fin una de las series más exitosas de los últimos tiempos. Breaking Bad, para los no seriéfilos, toma como punto de partida la vida de un brillante profesor de química al que se le diagnostica cáncer de pulmón. Ante la insuficiencia de su seguro médico para costearse el tratamiento, y para asegurarse la manutención de su familia una vez haya abandonado el mundo de los vivos, Walter White se asocia con un antiguo alumno venido a maleante de poca monta para cocinar y vender metanfetamina.
Con esta introducción, muchos pensarán que se nos está yendo un poco de las manos, al hablar de narcotraficantes en un blog de emprendimiento. Pero no hay que olvidar que incluso del mismísimo Diablo se puede aprender, y lo cierto es que el personaje de Walter White (conocido como Heisesnberg entre sus compañeros de profesión) destila una serie de cualidades que, bebidas con moderación, pueden ser de uso para el emprendedor.
1. “You know the business and i know the chemistry”
Tú conoces el negocio y yo conozco la química. Especialización, amigo. Conócete a ti mismo y sabrás qué puedes aportar al negocio. Conoce a tu equipo y podrás obtener el máximo rendimiento de cada uno de sus miembros. En el cruce de especializaciones reside uno de los posibles caminos hacia el éxito comercial, a través de la optimización de recursos personales. Una empresa tiene una serie de necesidades que posiblemente no seas capaz de atender en solitario, y necesitarás contar con el encargado adecuado para solventar con nota cada una de ellas y caminar con paso firme hacia la consolidación de tu negocio.
Fuera de mi territorio. Por supuesto, nunca alentaremos a nuestros lectores a hacer uso de la violencia para asegurarse de que su negocio prevalezca sobre la competencia, pero es fundamental no amilanarse nunca, ni ceder cuota de mercado sin luchar hasta el último suspiro. Cada céntimo que nuestro mercado destina a nuestros competidores, es un céntimo que deja de entrar en nuestra caja. En lugar de chantajes y amenazas contra nuestros rivales, tenemos otras armas que pueden ayudarnos a afianzar esta cuota de mercado. No olvidemos que retener un cliente es mucho más barato que captar uno nuevo (el ratio variará en función del estudio que te lo diga). Siempre podemos recurrir a estrategias de fidelización, a campañas de comunicación dirigidas a nuestro público o confiar en la calidad de nuestro producto.
Yo soy el que golpea. ¿Eres una víctima de los acontecimientos o intentas influir en ellos tanto como está en tu mano? Uno de los líderes más emblemáticos de la historia es también autor de una de las citas más breves, impactantes e influyentes que me vienen a la cabeza: “yo soy las circunstancias”. Y aunque Heisenberg no es Napoleón Bonaparte y no tiene un ejército bajo su mando, si algo se empeña en demostrarnos a lo largo de la serie es que en el camino hacia el éxito no puedes permitirte esperar a que otro golpee primero. Has de adelantarte a los acontecimientos, prever el posible desarrollo de los mismos y tratar de adaptarlos a tu conveniencia… o adaptarte tú a ellos, si no pueden ser cambiados. ¿Tu mercado está evolucionando y no eres capaz de satisfacer su demanda con tus herramientas de siempre? Evoluciona con él.
4. “Do you really wanna live in a world without Coca Cola?”
¿Realmente quieres vivir en un mundo sin Coca Cola? Si tu producto es el líder en su segmento, no dejes que la entrada de nuevos competidores o sustitutivos te hagan temblar. Si realmente tiene una clara diferenciación frente a los demás, tendrá una legión de consumidores que lo apoyen, pues esta ventaja les compensara el coste extra que tengan que desembolsar. Si esto no es así, si ves que tu público no tiene esa esperada lealtad hacia tu producto, quizás es que no estabas comunicando adecuadamente esta diferenciación… ¡o peor! que ésta ni siquiera exista, que esa ventaja competitiva que creías que tenías no es tal. Entonces tienes un problema, y deberías plantearte un serio giro a tus estrategias de precio y producto.
Nada para este tren. Dificultades, obstáculos, crisis… “Hasta aquí hemos llegado, lo dejo”; “hemos topado con un callejón sin salida”; “esto no tiene solución”… Son situaciones normales en cualquier negocio, especialmente en las primeras etapas del mismo. En estas fases es decisivo ser constante y, ante todo, hacer gala de la suficiente determinación para afrontar todos estos problemas sin perder vista los objetivos y sin pensar que no podemos alcanzarlos. El pensamiento extremadamente optimista puede llevarnos a la ruina, sí… pero el pensamiento negativo ni siquiera nos acercará un milímetro hacia el éxito. Si confías en tu proyecto, en tu producto, en tu negocio… no dejes que las piedras que te pongan delante te hagan detenerte. Sortéalas, sáltalas, apártalas… o incluso recoléctalas y úsalas en tu beneficio. Si algo hemos aprendido de otro de los grandes personajes de la ficción, es que crisis y oportunidad son palabras que pueden ir de la mano.